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Channel: Jorge Muñoz
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El mejor jefe es el que no existe

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Nota: este post es de un trabajo de la asignatura de gestión de personas. De ahí su longitud.

Ante la pregunta de qué es un jefe, la respuesta más común es decir que es una persona encargada de organizar a un grupo de personas para que realicen su trabajo. Después de esta afirmación, cualquier persona que no sea un jefe relativamente importante en su empresa añadirá la coletilla de que el jefe es esa persona que vigila que él esté trabajando. La figura del jefe no suele estar bien vista por parte de los empleados, generalmente por la posición dominante de poder que ejercen sobre sus subordinados.

Muchas empresas se han dado cuenta de que los jefes no deben ser visto como organizadores de recursos, sino como soporte para que los empleados que están a su cargo puedan realizar el trabajo. Las personas que se encuentran en la base piramidal de la estructura jerárquica de las organizaciones son las aportan valor directo a los productos o servicios de la compañía mediante su trabajo del día a día. Los jefes deben, por tanto, adoptar un rol en el que aporten valor a las personas que están a su cargo para que puedan realizar lo mejor posible su trabajo.

Si aplicaramos los razonamientos del “lean manufacturing” sobre la estructura organizativa de las empresas, estas deberían tratar de eliminar todo aquello que no aporta valor al producto final. Es decir, se deben eliminar los jefes en la organización de la empresa. El objetivo es que todo empleado debe aportar valor al producto o servicio final de la empresa. Aunque esta afirmación suena muy utópica e irrealista para las empresas existen compañías como Valve Corporation en la que la figura del jefe no existe. Lo más parecido a un jefe en esta compañía es el CEO de la empresa.

Valve es una empresa tecnológica fundada en 1996 que cuenta actualmente con 293 empleados. Desde su fundación Valve no ha tenido un solo jefe en su plantilla. Según información en su propia web:

Sin jefes desde 1996

Imagina trabajar con un equipo super inteligente y talentoso en un entorno autoorganizado e innovador, sin jefes, sin gestión intermedia, sin burocracia. Únicamente compañeros altamente motivados trabajando juntos para hacer cosas asombrosas. Es sorprendente lo que la gente creativa puede hacer cuando no hay nadie diciéndoles lo que tienen que hacer.

 

Visión de los empleados de Valve de la estructura organizativa de la compañía. Fuente: “Valve: Handbook for New Employees”

Al ser una empresa tecnológica entiende que su supervivencia a lo largo del tiempo depende de crear una cultura de innovación constante en la empresa. Los jefes limitan la creatividad de los empleados porque el empleado siempre actúa según las órdenes del jefe. Eliminado el jefe se elimina esta restricción y aparece un ambiente más creativo y más propicio para innovar. A esto hay que unirle el hecho de que Valve ha considerado la contratación de empleados como el eje principal de la empresa, así que se ha esforzado en contratar buenos profesionales y de mantenerlos lo suficientemente motivados para conseguir resultados positivos para la empresa.

Todos los empleados necesitan información sobre cómo están desempeñando su trabajo con el objetivo de mejorar y saber que no se están equivocando. Esta labor que es propia del jefe en cualquier organización se realiza en Valve mediante entrevistas personales. Todos los miembros de la empresa son entrevistado por un conjunto de empleados (que cambia cada vez) y dan su opinión sobre el trabajo que se esta realizando y de cómo mejorar. Además los empleados de Valve tiene un salario variable en función del valor que han aportado a la compañía en el último año. Para hacer esta escala cada grupo de producto o proyecto es responsable de evaluar a sus integrantes según 4 valores:

  1. Las habilidades o capacidades técnicas: cómo de difícil e importantes son los problemas que solucionan.
  2. Productividad: cuánto valor tiene el trabajo terminado para el usuario final.
  3. Contribución al grupo: cómo se contribuye a los procesos, la contratación, la integración de miembros al equipo, etc.
  4. Contribución a los productos: cuánto de el trabajo realizado tiene valor para los productos finales, cómo de bien se predice lo que el cliente quiere y sus reacciones, etc.

En lugar de ser el jefe quien decide lo bueno que es un empleado son sus propios compañeros los que lo valoran. Una persona que trabaja codo a codo con otra va estar mucho más capacitada para conocer su desempeño que un jefe que solo tiene un punto de vista superficial sobre el trabajo.

Esta cultura de empresa ha llevado a Valve a desarrollar videojuegos que han sido un éxito de ventas, a desarrollar una tecnología única para videojuegos y a crear una plataforma de distribución online de videojuegos que ha roto el mercado y es referencia en estos momentos. A pesar de no tener jefes, es una compañía que ha sabido evolucionar, crecer y ocupar una posición importante en el mercado.

Si le funciona a Valve, lo normal es preguntarse si esta cultura puede funcionar en otras empresas. Es una pregunta difícil de responder, pero lo lógico es pensar que en empresas que ya están funcionando la cultura de no tener jefe sería un cambio muy radical que los empleados no sabrían asimilar. En empresas con miles de empleados también sería difícil que esta cultura tuviera éxito, ya que requerirían de un mínimo de jerarquía aunque fuera por productos o servicios. Sin un mínimo de división el exceso de información podría hacer que los empleados perdieran demasiado el tiempo en comunicación interna. Pero sí sería factible que la empresa lograra tener un jefe por cada 200 o 300 empleados. Actualmente un jefe tiene de media 7 personas a su cargo, si se aumentase a 200 los costes que ahorrarían las empresas en mandos intermedios serían muy significativos y podrían llegar a ser una ventaja competitiva frente a sus competidores. Eso sí, habría que seguir permitiendo la libertad del empleado como hace Valve.

Para empresas tecnológicas tiene mucho sentido fomentar la innovación con la cultura de Valve, pero en compañías donde los productos se desarrollan con procesos rutinarios la innovación no tiene tanta importancia y seguramente no tener jefes sería contraproducente. No tendría sentido que un operario abandonara su puesto en una cadena de montaje para innovar por su cuenta. Aún así es importante que las empresas valoren que cualquier empleado puede innovar, y de hecho los que están más cercanos al desarrollo de los productos son los que conocen mejor las carencias de los productos y procesos para mejorarlos.

Los jefes son necesarios cuando las personas no saben organizarse por sí mismas o no poseen la disciplina e iniciativa para desarrollar por ellas mismas el trabajo. Sin embargo, como bien demuestra Valve, las personas con talento y pasión por su trabajo pueden tener un rendimiento igual o superior sin tener que contar con un jefe.


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